Nerea Baztán – Psicóloga para Personas con Discapacidad y Trastornos del Desarrollo

Las personas que conviven con cualquier tipo de discapacidad, casi siempre echan mano de un apoyo psicológico para ser capaces de afrontar sus propios desafíos o como guía que les sirva de orientación.

Generalmente este apoyo lo encuentran en las asociaciones a las que pertenecen, pero existen casos en los que no se es socio de ninguna y no saben a dónde acudir.

¿Por qué me parece importante el apoyo psicológico en personas con discapacidad?

Porque si hay mucha población sin discapacidad que recurren a nosotros como profesionales, cuando de antemano ya hay problemas para el aprendizaje o la comprensión, es vital que cuenten con un apoyo que les ayude a integrar de una manera adecuada todo aquello que se quiere trabajar.

¿Qué trabajo como psicóloga con una persona con discapacidad?

En mi opinión y experiencia, existen como mínimo estos ámbitos de trabajo:

  • Los problemas de conducta
  • La gestión emocional y la autoestima
  • La comunicación y las habilidades sociales
  • La sexualidad

Y puedes pensar, ¿qué diferencia hay con cualquier otra persona que acude a terapia? La respuesta es fácil. Ninguna. Son los ámbitos de trabajo más habituales que llegan a consulta.

Por supuesto, hay que hacer un trabajo de adaptación de los materiales o lecturas que se vayan a trabajar, pero el fin es el mismo. Dar apoyo a una persona con una problemática.

Nerea Baztán - Psicóloga para Personas con Discapacidad y Trastornos del Desarrollo

Problemas de conducta en personas con discapacidad

En mi opinión es el tema que más problemas conlleva con el entorno de la persona. La familia muchas veces ya no sabe cómo gestionar estos conflictos y al final sólo generan más estrés y ansiedad en todos.

La persona con discapacidad es quien sufre de primera mano estos problemas de conducta, pues generalmente sabe que no está bien pero en muchos casos es inevitable que surjan.

Sin embargo, la familia o el entorno también se convierten en un gran sufridor y necesitan un apoyo o guía que les ayude a sobrellevarlos.

¿Qué podemos hacer? Trabajar muy bien con ambas partes las sensaciones propias y ajenas, las situaciones que puedan derivar en un conflicto y proporcionar herramientas a ambos para que puedan lidiar mejor los problemas que aparezcan.

Gestión emocional para personas con discapacidad

Si a todos en algún momento u otro nos cuesta gestionar nuestras propias emociones, ¿cómo no les va a pasar a aquellas personas que además poseen dificultades para el aprendizaje o la comprensión?

Aquí, uno de los inconvenientes que más he encontrado es que a muchas de las personas con discapacidad que he conocido se les ha enseñado el tan típico: «no pasa nada», «no se llora», «tienes que estar contento», «qué feo estás triste/enfadado».

En muchos casos, las personas con discapacidad sólo quieren contentar a sus padres, tutores o profesores, por lo que aprenden un único mensaje: estoy bien. He tenido casos en que llorando desconsolados les preguntas cómo están y te dicen «contento». Y esto es muy duro.

Enseñémosles bien, hagámosles partícipes de sus propias emociones e incluso de las nuestras, démosles herramientas para que puedan expresarse y aceptarse tal y como son.

Comunicación y habilidades sociales en personas con discapacidad

Es fundamental trabajar el aspecto de la comunicación en personas con discapacidad o trastornos del desarrollo. Es importantes darles estrategias para que logren expresar sus necesidades y deseos, para lograr de una manera u otra que comparta con otros lo que quiera.

Además, procurando una comunicación adecuada, se potencia que pueda compartir tiempo y espacio con sus iguales. La socialización es una necesidad básica que cuando formamos parte de una asociación o grupo es más accesible, pero que cuando no hay un entorno que lo facilite, se convierte en una tarea muy costosa.

La sexualidad para las personas con discapacidad

Por último, pero no menos importante, el ser humano es un ser sexual. Cuando somos adultos, cada cual elige cómo vivir su sexualidad, pero en el caso de las personas con discapacidad o trastornos del desarrollo, muy pocas veces pueden decidir.

Que no tengan vida sexual no quiere decir que no la echen en falta o la busquen. En muchas familias, aun cuando no hay miembros con discapacidad, la sexualidad es un tema tabú, y aunque la sociedad haya avanzado mucho, puede generar cierta incomodidad hablar del tema.

Que sea incómodo, no quiere decir que se deba evitar hablar de ello. Todo lo contrario. En mi opinión, en todos los casos es necesario hablar de sexo, toca hacer un trabajo de educación en el tema para que la persona pueda elegir libremente qué hacer y qué no hacer y se sienta segura tanto física como emocionalmente.

En personas con discapacidad, también es necesario enseñarles qué pueden hacer y cómo, para ofrecerles una sexualidad segura e íntima y evitar situaciones inadaptadas.